¿Cuándo escucha la frase “planificación patrimonial”, que es lo que viene a mente? ¿Quizás piensa en documentos específicos, como testamentos y fideicomisos? O tal vez piensa en los eventos que hacen que estos documentos sean necesarios, tales como: nacimiento de un niño, circunstancias imprevistas o fallecimiento de un miembro de la familia. Si usted es como muchas de las personas, puede pensar, ¿sin millones de dólares, son estos documentos realmente necesarios o, sobre todo, útiles? Entonces, puede suponer que la planificación del patrimonio es solo para los ricos.
¿Alguna vez se ha preguntado las siguientes preguntas?
- “¿Necesito ser un millonario para tener un plan patrimonial?”
- “Si muero, ¿qué le pasa a mi familia?”
- “¿Dónde van a ir mis niños cuando fallezco?”
- “¿Si me muero, alguien puede convertirse en guardián de mis hijos y tomar el dinero que les deje?”
- “¿Tengo control sobre quien obtiene artículos específicos que aprecio cuando muero?”
- “¿Si mi cónyuge muere, no obtengo acceso automático a todas sus cuentas?”
Estas son preguntas comunes que a menudo recibimos de nuestros clientes con respecto a la planificación del patrimonio. Estas preguntas no están reservadas solo para personas que tienen millones de dólares: la planificación del patrimonio es aplicable y útil para todos, independientemente de la cantidad en dólares de su banco o la cantidad de bienes que poseen. En verdad, la planificación patrimonial tiene mucho menos que ver con el volumen de dinero y tiene más que ver con la protección de los miembros de la familia, los seres queridos y, en algunas situaciones, la creación de riqueza generacional. En pocas palabras, la planificación patrimonial es el proceso de crear un plan en caso de una circunstancia imprevista.
Este plan puede incluir expresar sus deseos sobre como desea que se maneje, salve o divida su patrimonio entre los beneficiarios, nombrar guardianes para cuidar a sus hijos, establecer procedimientos para que su familia este protegida si alguna vez está incapacitado, y garantizar que su familia está preparada para el éxito en caso de fallecimiento. Es una forma de cuidar a su familia en el futuro y mucho después de que fallezca; hacerlo puede evitar que sus seres queridos experimenten enormes cantidades de frustración, dinero desperdiciado, conflictos familiares internos y estrés que van acompañados con la responsabilidad de administrar su patrimonio en su ausencia y sin dirección.